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Historia de la Vida

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Historia de la Vida - Un Hombre y Su Prueba
La vida después del divorcio estuvo llena de ajustes, de una casa clase media, a un apartamento de bajo alquiler. Pasé de un ingreso doble, a menos de la mitad de mi ingreso, y de vivir con mi familia, a vivir solo. En un intento desesperado de aliviar el dolor y la soledad, tuve un affaire breve con otra mujer.

El affaire terminó y el divorcio se hizo oficial. Estaba solo en mi apartamento, más solo de lo que pensé que era posible. Literalmente, clamé al Señor a voz en grito. Estaba listo para confesar mi pecado ante Él y enfrentar las consecuencias. Sentí la urgente necesidad de Su perdón. Fui embargado con la sensación de Su presencia. (No estoy seguro si lo que experimenté fue un sueño o una visión, pero fue muy real). Levanté el martillo que clavó el clavo en Su mano. Escuché el sonido de huesos rompiéndose y sentí Su cuerpo retorcerse con el dolor de cada martillazo. Comencé a llorar mientras golpeaba el clavo, pero no podía detenerme. Luego me di cuenta de quién era Él y de lo que yo estaba haciendo, y finalmente miré. Nuestros ojos se encontraron y me congelé, el martillo cayó de mis manos, y me derretí a medida que la compasión que fluía de Sus ojos llenaba las profundidades de mi alma vacía. Luego miré mientras Él se levantaba de la cruz. Caminó hacia mí y yo caí en Su pecho, llorando las lágrimas amargas de un hijo pródigo indigno. Entonces me dijo que debía perdonarme a mí mismo, porque mi falta de perdón hacia mí mismo era, de hecho, la negación de Su perdón.

Gálatas 2:20-21 dice: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí.”

Después de esa noche, supe que era tiempo de enseriarme acerca de mi caminar con Dios, y unos cuantos meses más tarde ayudé a comenzar un ministerio de solteros en la iglesia a la que Sue y yo asistíamos antes del divorcio. Lideré un grupo en las casas de solteros, enseñé en la escuela dominical para solteros, y ayudé a organizar los eventos sociales. La satisfacción que sentí durante este tiempo no se parecía a nada que hubiera experimentado jamás. Por primera vez, sentí que Dios me estaba utilizando por lo que yo era -- no por ser el hijo de alguien, o el esposo de alguien.

Cuando mis hijos estaban conmigo todos nos sentíamos como una familia. Nos habíamos adaptado finalmente a vivir separados, y los niños y yo anticipábamos nuestro tiempo juntos. Luego mis hijos se mudaron a otro estado con su madre, lo que fue un ajuste terrible para mí. Me mantuve ocupado para evitar tener tiempo para pensar en mis hijos.

Durante los tres años anteriores yo había tenido dos citas y realmente no pensaba mucho en el matrimonio. Estaba contento en mi soltería. Entonces, un domingo en la mañana noté una nueva cara en la escuela dominical; mi ángel había llegado. Tania y yo habíamos ido a la misma iglesia por más de cinco años y nunca nos conocimos realmente. La llamé el lunes en la noche y conversamos por horas. Rechazó una invitación a cenar, pero luego llamó de nuevo unos días más tarde y accedió. Nuestra primera cita fue en el día de San Valentín, y nos casamos dos meses después.

Pronto, mis hijos regresaron a mi ciudad. Todos estábamos eufóricos. Poco después Tania y yo notamos que mi hijo estaba fuera de control, y mi hija le siguió también. Sus condiciones de vida eran insalubres y peligrosas para su salud. Oramos acerca de ello y pedimos consejo a los amigos. Finalmente, decidimos pedir la custodia de mis dos hijos.


Historia de la Vida - Un Hombre y Su Dolor
Cuando mi hijo se enteró de nuestra petición, convirtió su rebelión en rabia hacia Tania y hacia mí, y rehusaba hasta dirigirnos la palabra. Poco después recibí una llamada del oficial Johnson. Sue había presentado cargos contra mí por abuso sexual de nuestra hija, y el oficial quería presentarme los papeles junto con una orden de restricción. Llegué al punto más bajo. Sabía que era inocente, pero de alguna manera, cuando alguien te acusa de algo como eso, de todas formas te sientes sucio. Unas semanas más tarde fuimos a la audiencia. Nunca olvidaré el odio que sentí dirigido a mí desde el otro lado de la sala de la corte. Sobreviví debido a Tania y a su apoyo.

Unas semanas más tarde sonó el teléfono. Era mi pastor llamándome para informarme que mi hijo había tenido un accidente serio de tránsito. Estaba en un estado crítico e inestable, y permaneció en coma por dos meses. Fui al hospital todas las mañanas antes de trabajar, y todas las noches, de camino a casa.

Mientras él estaba en el hospital recibí otra llamada del oficial Johnson. Todos los involucrados en el caso estaban de acuerdo en que yo era inocente. Él me recomendó que hiciera la prueba del detector de mentiras para impedir que Sue presentara cargos falsos en el futuro. Aunque era inocente, ella había arruinado la batalla de la custodia. No volví a ver a mis hijos de nuevo por tres años.

En esos tres años me revolqué en la autocompasión y la rabia con Dios. Me convencí a mí mismo de que un hombre, rechazado por sus propios hijos, no tenía lugar en el ministerio, y sentí que mi corazón se volvió duro y frío. Pensé cuán diferente era yo del hombre con quien Tania se había casado, y se me rompió el corazón cuando pensé en lo fiel que había sido al apoyarme durante todo lo que pasó.

Escuché a Dios decir: "Yo puedo usarte." Lloré un sin fin de lágrimas que limpiaron mi corazón endurecido, y me devolvieron el corazón de un esposo afectivo y el deseo de ministrar de nuevo. Me volví a Oseas 6:1-3: "Venid y volvamos a Jehová. Porque el arrebató y nos curará; hirió y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de Él."


Historia de la Vida - Un Hombre y Su Victoria
Durante el transcurso del último año finalmente acepté el hecho de que soy el hijo de mi padre, y acepté el legado espiritual que me dejó, Todavía estoy en el proceso. Filipenses 3:13-14 dice: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús."

Durante el transcurso del año pasado, mis dos hijos han restablecido el contacto. Ninguno de ellos está viviendo una vida que enorgullecería a un padre, pero los dos ciertamente saben una cosa-- su padre los ama. Mi esperanza es que a medida que son atraídos por el amor que les tengo, el Señor me utilice para atraerlos al reino. Mi matrimonio continua creciendo a medida que aprendemos a compartir y animarnos el uno al otro en nuestro caminar con el Señor. La clave para nosotros ha sido el aprender a orar juntos.

¿Cómo está su relación con su familia? ¿Ha aceptado el legado espiritual de su Padre Celestial? ¿Ha permitido que las circunstancias le endurezcan el corazón?

¡Encuentre ayuda!

Esta es una historia de la vida real.



¿Tú qué piensas?
Todos hemos pecado y merecemos el juicio de Dios. Dios, el Padre, envió a Su único Hijo para cumplir ese juicio por aquellos que creen en él. Jesús, el creador y eterno Hijo de Dios, quien vivió una vida sin pecado, nos ama tanto que murió por nuestros pecados, tomando el castigo que merecíamos, fue sepultado, y levantó de la muerte como lo dice la Biblia. Si de verdad crees y confías de corazón en esto, recibe a Jesús como tu Salvador, declarando: "Jesús es Señor," serás salvado del juicio y podrás pasar la eternidad con Dios en el cielo.

¿Cuál es su respuesta?

Sí, hoy he decidido seguir a Jesús

Ya soy seguidor de Jesus

Todavia tengo preguntas





¿Cómo puedo conocer a Dios?




Si murieras hoy, ¿iría usted al cielo?


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