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¿Dónde Estás Dios?

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¿Dónde Estás Dios? ¿Podía irme?
Cuando regresé a casa después del funeral de mi hermano, me di cuenta de que tenía que salir de allí y comencé a pedirle a Dios que me ayudara. Estaba enojado, herido, y solo. Comprendí que la vida era corta y que pudo haber sido mi funeral. No sabía realmente si iría al cielo o no si moría, y tenía que hacer algo al respecto. Dios escuchó mis oraciones y fui reasignado a una base de la Fuerza Aérea en otro estado. Después de instalarme, me volví activo de nuevo en la iglesia y también renuncié a las mujeres. Pero Dios tenía un plan. . .

Fui a una escuela de entrenamiento técnico en Denver y sucedió algo gracioso. No aprendí nada de computadoras, pero conocí a mi futura esposa. Recuerdo la primera vez que la vi. Fue un 13 de noviembre, alrededor de las 7 de la mañana. Ella me sostuvo la puerta mientras yo entraba al edificio. La primera vez que la vi no me di cuenta que estaba mirando a mi alma gemela, pero fue así. La primera cualidad que noté en ella fue que era franca, tenía coraje, y no parecía aguantarle mucho a la gente -- justo la persona que me mantendría a raya. Nos casamos en el aniversario de nuestra primera cita.

Poco después de casarnos nos reasignaron a la costa este, donde nació nuestro primer hijo. Estaba tan entusiasmado. Estar presente para ayudar a que naciera mi hijo fue una emoción indescriptible. ¡Qué regalo de Dios! Ese fue uno de los días más felices de mi vida. Anticipaba el poder estar allí para él mientras crecía. Había dos padres que Dylan vería a través de mí. Quería que mi hijo viera a su padre terrenal, pero más importante aún, quería que viera a su Padre Celestial.

Esa iba a ser una tarea intimidante, especialmente porque me estaba volviendo más y más frustrado con la iglesia y con la religión de mi niñez. Ya no era feliz donde estaba, pero no me quería ir. La iglesia era la única cosa buena que me había quedado de mi niñez. Finalmente, comprendí que estaba harto. Después de años de lucha, me fui.

Cuando dejé la iglesia también dejé a Dios. Sabía que todavía estaba alrededor, pero ya no me importaba. Solamente quería estar solo. De nuevo comencé a irme de fiestas, aprovechando cualquier y cada oportunidad para beber. No me importaba. Ya ni siquiera me importaba mucho mi esposa. Pero eso no nos impidió que tuviéramos a nuestro segundo hijo. Esto me hizo sentir completo. Estaba contento de cimentar el resto de mi vida alrededor de estos dos niños.

Siempre había querido criar a mis hijos en la iglesia, así que al principio me sentí culpable por dejar a Dios y a la iglesia, pero con cada trago que tomaba, me sentía más confortable con la decisión. Ya habría tiempo más adelante para Dios en sus vidas. La vida siguió adelante y mi experiencia de desierto se volvió más y más confortable.

Me retiré de la Fuerza Aérea y me pareció una transición enervante. Siempre había tenido la comodidad y seguridad de un trabajo, pero ahora tenía que salir y trabajar en el "mundo real." Esto fue muy deprimente para mí. Sin darme cuenta, Dios me había quitado otra fuente de dependencia. Encontré un trabajo y fui contratado, pero me deprimí. Recuerdo que cuando manejaba de regreso a casa del trabajo, pensaba en acelerar y estrellarme contra los soportes de cemento del puente. Quería acabar con esta vida. Estaba cansado de vivir y no quería seguir haciéndolo. Estaba alejado de mi esposa. Mis hijos estaban creciendo frente a mí, y yo no me sentía muy cercano a ellos. Claro que los amaba, pero también sabía que algún día crecerían y se marcharían.

Me despidieron del trabajo. Tenía que proveer para mi familia y necesitaba ayuda. Me tomé un tiempo para pensar las cosas, y Dios abrió una puerta para que yo tomara un trabajo de civil en una base de la Fuerza Aérea.


¿Dónde Estás Dios? ¿Me despertaré?
Decidimos que necesitábamos ir a la iglesia, y probamos asistir a varias iglesias locales, pero ninguna de ellas nos gustó. Los niños se dormían, o estaban inquietos, o miraban el reloj y preguntaban cuándo se acabaría. Me estaba volviendo loco. Estaba gritándole interiormente a Dios, pero no sabía que decir. Me costaba mucho enfrentarlo, porque me estaba alejando más y más de Él.

¿Me despertaría alguna vez?

Después de pasar tiempo con algunos amigos para celebrar el fin de año, los niños y yo regresábamos conduciendo por Texas. Conducía cerca de las 3 de la tarde cuando perdí el conocimiento. En un segundo iba a 129 kilómetros por hora, y al siguiente me salí de la carretera. Recuperé el conocimiento y traté de desacelerar el auto. Terminamos volando en el aire y aterrizando en una zanja. Yo resulté herido de gravedad, me destrocé una vértebra y estrellé la cara contra el espejo retrovisor. Milagrosamente, los niños resultaron ilesos. Terminé pasando 18 días en el hospital con dos cirugías mayores. Estaba agradecido de estar vivo.


¿Dónde Estás Dios? ¿Puedo regresar a Ti?
Sin importar lo lejos que traté de alejarme de Dios, comprendí que nunca podré ir más lejos que el largo brazo del amor de Dios. El accidente fue un ejemplo perfecto. Hubo muchos detalles que mostraron claramente la gracia salvadora y la paciencia de Dios. Cuando perdí el conocimiento, si el auto hubiera girado hacia la derecha, se habría estrellado contra los árboles. En cambio, el auto giró hacia la izquierda, hacia la isla de césped. No quedé paralizado, ni sufrí daño permanente en la columna, ni en los nervios. Cualquiera de estos elementos habría podido terminar drásticamente diferente, pero no fue así, porque la mano de Dios estaba sobre mí -- protegiéndome, librándome de la muerte y de daños permanentes. El Salmo 139:13 dice: “Tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre.” Yo sé que Dios me formó ¡y que ha estado allí conmigo a través de todas las cosas!

Después de alrededor de un año de tratar de volver a la normalidad, visitamos una nueva iglesia. Tan pronto como entré sentí una paz alrededor y supe que estaba en casa. Toda la gente tenía sonrisas en la cara y parecían reales. Dejamos a los niños en la Escuela Dominical y nos fuimos al servicio principal. El lugar era extraordinario. Había una banda en el escenario y la música era excelente. El pastor, un hombre de mi edad, habló de la Biblia, capítulo por capítulo y versículo por versículo. Estaba comenzando una lección en Génesis. ¡Qué apropiado! Tal vez este era un nuevo comienzo para mí también. Después de lo que parecieron 15 minutos, terminó y yo miré mi reloj. ¡Habían pasado noventa minutos!

Seguramente los niños habían echado abajo las carteleras de la Escuela Dominical. Corrimos a buscarlos y para mí sorpresa, los niños estaban pasándola muy bien, y ambos preguntaron si podían volver el próximo domingo. Dios nos trajo a casa. La Pascua siguiente, mis dos hijos le entregaron sus corazones y sus vidas a Jesús. Ese mismo año, todos nosotros nos bautizamos y yo re-dediqué mi vida a Cristo. Esta vez le entregué todo, no sólo mi corazón.


¿Dónde Estás Dios? Has estado aquí todo el tiempo. . .esperando por mí.
Al regresar a Dios, sé que mis pecados han sido perdonados, y he comprendido que este perdón debe ser compartido. He perdonado a mi padre por su contribución a mi terrible niñez, y me he perdonado a mí mismo por lo que hubiera podido hacer mejor. Amo a mi Padre Celestial con todo mi corazón, alma, y mente. Y amo, respeto, y aprecio a mi padre terrenal. Nos hemos vuelto buenos amigos.

Lo que Dios ha hecho por mí, conmigo, y para mí, es indescriptible. ¿Y sabe una cosa? ¡Él tiene el mismo amor, la misma pasión, y alegría por usted! Como yo, usted tiene libre albedrío. Usted tiene que elegir a Dios.

En Mateo 7 aprendemos: "¡Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; Llamad, y se os abrirá!"Elija a Dios. ¡Él ya lo eligió a usted!

¡Elija a Dios!

Esta es una historia de la vida real.



¿Tú qué piensas?
Todos hemos pecado y merecemos el juicio de Dios. Dios, el Padre, envió a Su único Hijo para cumplir ese juicio por aquellos que creen en él. Jesús, el creador y eterno Hijo de Dios, quien vivió una vida sin pecado, nos ama tanto que murió por nuestros pecados, tomando el castigo que merecíamos, fue sepultado, y levantó de la muerte como lo dice la Biblia. Si de verdad crees y confías de corazón en esto, recibe a Jesús como tu Salvador, declarando: "Jesús es Señor," serás salvado del juicio y podrás pasar la eternidad con Dios en el cielo.

¿Cuál es su respuesta?

Sí, hoy he decidido seguir a Jesús

Ya soy seguidor de Jesus

Todavia tengo preguntas





¿Cómo puedo conocer a Dios?




Si murieras hoy, ¿iría usted al cielo?


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